Ya cuando pensaba ir a Utrera, mi deseo era poder visitar también un día la ciudad de Lebrija. No tanto para ver el pueblo como para encontrar a otro miembro de los Pinini, Miguel El Funi, uno de mis cantaores preferidos. Sabiendo que tiene ya una edad y algunos problemas de salud, le hice una llamada telefónica con anticipación de un mes, desde Praga, para concertar una cita con él en Lebrija. Estuvo de acuerdo, qué felicidad la mía en ese momento, cuando pude hablar con El Funi por teléfono… Y cuánta tristeza después, cuando durante de mi semana en Andalucía supe que el cantaor estaba enfermo y no pude encontrarme con él en su ciudad natal.
Pero, pese a todo, yo fui a Lebrija. Me hice la colección de fotos que podría llamar “Tras las huellas de Miguel El Funi“ y otras del pueblo. Un pequeño pueblo blanco, con sólo más o menos treinta mil habitantes, pero qué grande es su nombre en el mundo del flamenco. „Lebrija, Lebrija...“ qué bien suena esta palabra cuando se habla del flamenco, de la importancia que tiene en la historia de este arte.

Deben ser las emociones distintas cuando del tren se baja cualquier visitante para ver solo una de las ciudades de Andalucía o cuando del tren se baja un aficionado al flamenco. Un aficionado bajándose mira el cartel de la estación en donde está escrita la palabra mágica „Lebrija“, suspira hondo y como un tren rápido en segunda vía le llega a la mente: Juaniquí de Lebrija (aunque nacido en Jerez), El Lebrijano, María la Perrata, Miguel el Funi, Bastián Bacán, Pedro Bacán, Inés Bacán, Pedro Peña y otros de los Pinini, Curro Malena y su hijo Antonio, Manuel de Paula… y otros. Caminando los primeros pasos por la calle del pueblo respira su aire que difunde el cante lento, largo y que se asemeja mucho al de Utrera, pero también con sus proprios sellos. Es verdad que no sé bien lo que llega precisamente a la cabeza de otros aficionados, pero a mí me ocurrió esto que escribo.

A mí se me “abrirían” las orejas si alguien me dijera „Lebrija“… quise escribir, pero aquí no me lo dice nadie. Nadie aquí me habla de Lebrija. Si quiero saber como suena esta palabra, me la debo decir yo misma. O puedo escuchar por ejemplo esta entrevista. Cuando hace días recibí la noticia que hay una nueva entrevista con Miguel El Funi, me dio mucha alegría y tuve ganas de aprovecharla y publicarla también aquí, con algunas de mis fotos llamadas „Tras las huellas de Miguel El Funi“…
Pero, pese a todo, yo fui a Lebrija. Me hice la colección de fotos que podría llamar “Tras las huellas de Miguel El Funi“ y otras del pueblo. Un pequeño pueblo blanco, con sólo más o menos treinta mil habitantes, pero qué grande es su nombre en el mundo del flamenco. „Lebrija, Lebrija...“ qué bien suena esta palabra cuando se habla del flamenco, de la importancia que tiene en la historia de este arte.

Deben ser las emociones distintas cuando del tren se baja cualquier visitante para ver solo una de las ciudades de Andalucía o cuando del tren se baja un aficionado al flamenco. Un aficionado bajándose mira el cartel de la estación en donde está escrita la palabra mágica „Lebrija“, suspira hondo y como un tren rápido en segunda vía le llega a la mente: Juaniquí de Lebrija (aunque nacido en Jerez), El Lebrijano, María la Perrata, Miguel el Funi, Bastián Bacán, Pedro Bacán, Inés Bacán, Pedro Peña y otros de los Pinini, Curro Malena y su hijo Antonio, Manuel de Paula… y otros. Caminando los primeros pasos por la calle del pueblo respira su aire que difunde el cante lento, largo y que se asemeja mucho al de Utrera, pero también con sus proprios sellos. Es verdad que no sé bien lo que llega precisamente a la cabeza de otros aficionados, pero a mí me ocurrió esto que escribo.

A mí se me “abrirían” las orejas si alguien me dijera „Lebrija“… quise escribir, pero aquí no me lo dice nadie. Nadie aquí me habla de Lebrija. Si quiero saber como suena esta palabra, me la debo decir yo misma. O puedo escuchar por ejemplo esta entrevista. Cuando hace días recibí la noticia que hay una nueva entrevista con Miguel El Funi, me dio mucha alegría y tuve ganas de aprovecharla y publicarla también aquí, con algunas de mis fotos llamadas „Tras las huellas de Miguel El Funi“…
¡Miguel, cuánto me gusta tu cante!… Ay...




En Lebrija pasé unos momentos agradables con sus guitarristas, Antonio Malena y Ethan Margolis

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